Michal Kalecki |
Piero Sraffa |
Franklin Serrano
Grupo de Economía Política,
Instituto de Economía, Universidad Federal de Rio de Janeiro (IE-UFRJ)
Creo que, desde el principio, sería útil
aclarar que mi investigación y la del grupo de economía política de la IE-UFRJ,
del cual formo parte, no es "multidisciplinaria" y no trata de
“relaciones internacionales”. No es multidisciplinaria porque se focaliza en
sólo dos aspectos que para nosotros, como para cualquier variante del
pensamiento materialista, son estructurantes fundamentales: el poder político
(inclusive militar) y la economía.
Después de todo, autores tan antiguos como
Petty o tan recientes como Jared Diamond demuestran que el excedente económico
es una precondición objetiva mínima para la existencia de economías con una
compleja división del trabajo y de sociedades jerarquizadas en clases. Del mismo
modo, no estudiamos “relaciones internacionales” en general, sino sólo los
aspectos políticos y económicos estructurales de esas relaciones. Aunque el
objeto de estudio es básicamente el mismo, no creo que se pueda clasificar
exactamente lo que hacemos con la etiqueta de economía política internacional.
La llamada economía política internacional tradicional basa su análisis, en lo
que respecta a los aspectos económicos, en el enfoque neoclásico con su visión
idealizada del funcionamiento del mecanismo de mercado, que considero poco
consistente en términos teóricos y totalmente irrealista en términos empíricos.
Mi trabajo no pertenece exactamente tampoco a
la llamada economía política internacional crítica (de autores como Magnus
Ryner, por ejemplo), término que significa básicamente la EPI que utiliza
enfoques heterodoxos de economía. Aquí el problema es que, a diferencia de los
investigadores de EPI (ortodoxa o crítica), no tengo un conocimiento profundo
(ni, confieso, mucho interés) en un área de conocimiento donde, a pesar de
notables contribuciones concretas para el análisis del mundo en que vivimos,
por desgracia la academia parece perder un tiempo y energía desproporcionados
en debates sobre la definición de lo que sería EPI, cuál es su método, objeto,
estatus filosófico, etc.
Lo que yo hago es simplemente la vieja
economía política clásica del excedente, en la tradición que comenzó con Petty,
Quesnay, Smith, Ricardo y Marx, debidamente actualizada y profundizada con las
contribuciones analíticas de Kalecki, Sraffa y sus seguidores. En términos de
método de investigación concreto hago uso del método simple, pero útil, de la
vieja CEPAL de tomar siempre en cuenta el marco histórico estructural
relevante, que permite entender la economía y la política mundiales (y
nacionales) como siendo al mismo tiempo jerarquizadas e históricamente
condicionadas. Lo que, después de todo, es lo mínimo que se espera de estudios
estructuralistas o materialistas que no pretenden deducir a priori alguna “ley
de la historia” (como el materialismo dialéctico de la ortodoxia marxista),
sino sólo entender los procesos sociales.
Algunos de los temas de economía política que
estudio se refieren a aspectos de la economía mundial y las relaciones
económicas y de poder entre los países y sus clases. Pero no constituyen un
nuevo objeto, y mucho menos la necesidad de fundar una nueva disciplina o
ciencia social. En estos estudios es evidente que los elementos geopolíticos
son esenciales, pero no me parece que las complejas relaciones económicas y
políticas entre los estados nacionales de economía capitalista de hoy puedan
ser reductibles a alguna ley general del movimiento de la lógica del poder,
deducible a priori y válida en todas las épocas -ya sea neorrealista o en la
nueva visión de Fiori.
Por otra parte, la forma de organización
capitalista de las economías modernas genera ciertas regularidades y
peculiaridades en su funcionamiento y en los impactos de las políticas de los
estados sobre ellas. Cualquier análisis relevante, tanto de la economía como de
la propia política internacional, debe tener en cuenta estas particularidades
y, entonces sí, los instrumentos de la teoría económica del moderno enfoque del
excedente (después de Kalecki y Sraffa) son fundamentales, sobre todo para escapar
ya sea del irrealismo deductivista neoclásico -que intenta reducir todo a su
restrictiva noción de lo que es "económico" (la racionalidad y sus
cambios)- como también del viejo (es decir, no neoclásico) institucionalismo,
que trata de reducir todo a lo político y no comprende adecuadamente el
funcionamiento real de los mecanismos de mercado, el papel de la competencia,
de la demanda efectiva, de la negociación salarial, la forma en que se
determinan las variables económicas a partir de ciertas instituciones. Por
esto, practico una versión actual de la vieja economía política.
Pero basta de metodología. Creo que la mejor
forma de ilustrar lo que se ha dicho más arriba es mostrando lo que mis colegas
y yo en el grupo de economía política de la IE-UFRJ hacemos. El grupo trabaja
con muchos temas, pero elegí un trabajo que Carlos Medeiros, Fabio Freitas y yo
estamos preparando, para dar una idea del tipo de investigación en curso en el
grupo. El artículo, que todavía está en la etapa inicial de elaboración, se
inscribe en el marco de nuestras investigaciones sobre los elementos de
continuidad y de cambio en el orden económico internacional en los años 2000.
El artículo tiene un doble objetivo. El
primero consiste en argumentar que, a pesar de la reciente desaceleración
económica mundial y de las turbulencias ligadas a los cambios esperados en la
política monetaria de EE.UU., de hecho ocurrió a partir de los años 2000 un
desacoplamiento en la tendencia del crecimiento económico del conjunto de los
países en desarrollo en relación a la tendencia de crecimiento de los países
desarrollados. Este proceso fue parcialmente oscurecido por la mayor
sincronización de los ciclos económicos entre estos dos grupos de países, pero
es perceptible cuando centramos nuestro análisis en las tendencias de
crecimiento observadas en la economía mundial en la década de 2000.
El segundo objetivo, a su vez, será intentar
mostrar que el mejor desempeño relativo de los países en desarrollo se explica
por las mejores condiciones externas que enfrentan las economías en desarrollo
en el período en cuestión. Esta mejora, a su vez, fue causada por cambios en
las políticas económicas del conjunto de las economías en desarrollo.
El orden económico internacional a partir de
los años 2000 contiene elementos de continuidad y cambio en relación a lo
observado en los años 90. En este sentido, el trabajo destaca tres aspectos
principales: uno de continuidad y dos de cambio. Hay una continuidad en la
predominancia del patrón dólar flexible y de los grandes flujos de capital
privado internacional. Sin embargo, parece que se han producido dos cambios
importantes, a saber: 1) el desacoplamiento de la tendencia de crecimiento de
los países en desarrollo y 2) el aumento de los precios relativos de las
commodities. Tanto el desacoplamiento del crecimiento como el cambio de la
tendencia de los precios relativos de las commodities tienen importantes causas comunes en los cambios
verificados en las políticas económicas del conjunto de los países en
desarrollo (y no sólo en China).
El proceso de "catching-up" de los
países en desarrollo en el período fue resultado de la gran mejoría en las
condiciones externas que determinan la restricción de balanza de pagos de la
periferia en los años 2000 en relación a la difícil situación prevaleciente en
la década de los 90 (cuya segunda mitad fue llamado por algunos la "media
década perdida"). Después de la escasez absoluta de divisas de la década
perdida de los años 80, una gran cantidad de capital extranjero fluyó intensamente
hacia la periferia que pasó por un proceso de apertura financiera en los años
90. Al mismo tiempo, se observó una baja tasa de crecimiento del valor de las
exportaciones en dólares, cuyo valor era inferior en promedio a las tasas de
interés internacionales, lo que causó problemas de sostenibilidad en los
procesos de endeudamiento externo.
Además, los flujos de capital de corto plazo
fueron importantes para la gran mayoría de los países en desarrollo, incluidos
algunos de los países más dinámicos del este asiático, lo que llevó a problemas
de liquidez induciendo crisis de la balanza de pagos. La situación externa
resultó agravada por los regímenes de tipo de cambio fijo, el proceso de
liberalización del comercio, las privatizaciones y otras reformas neoliberales
que llevaron a un rápido crecimiento de las importaciones y al empeoramiento de
la competitividad de las exportaciones de los países en desarrollo. Después de
la secuencia de crisis del este asiático (1997), Rusia (1998) y Argentina
(2002), las perspectivas para el resto de los años 2000 parecían sombrías para
muchos analistas (incluido yo mismo).
Sin embargo, las predicciones pesimistas no
se confirmaron. Los hechos son bien conocidos. En la década de 2000 hubo una
recuperación relativamente rápida de la economía de Estados Unidos después de
la crisis de la burbuja "punto com" y un fuerte aumento de la demanda
interna en China y otros países asiáticos. Esta década tampoco fue mala para la
mayoría de las economías en desarrollo. ¿Cómo fue esto posible?
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